La lección de Simone Dessi, campeón de paraboxeo: "Debemos valorar nuestra existencia, menospreciarnos es inútil"

Simone Dessi , de 37 años y nacido en la provincia de Alessandria, es un campeón de paraboxeo, un deporte para discapacitados, que está dejando su huella en nuestro país gracias a su tenaz compromiso. Ahora está lista, después de haber ganado el título nacional , para soñar en grande porque el próximo verano competirá en el campeonato mundial WABS en Inglaterra. El paraboxing no ha adquirido todavía el estatus oficial de deporte paralímpico, pero Simone está seguro de poder lograrlo, acercando así Italia a países como Inglaterra, donde desde hace años esta forma de deporte ha encontrado una gran difusión y legitimidad.
El joven deportista se encuentra confinado a una silla de ruedas después del terrible accidente que en 2020 cambió su vida, poniéndolo frente a desafíos que siempre afrontó abiertamente y como un ganador, como un auténtico campeón. Hoy Simone entrena con constancia en el gimnasio y aspira cada vez a más, convencido de que este deporte le ha salvado literalmente la vida.
Conmovedoras palabras son las que dirige a su maestro: «El boxeo es tan hermoso … uno de mis arrepentimientos es no haber conocido antes este noble arte. Hay tanto detrás del boxeo: entrenamiento y preparación física y mental. Y luego está tu maestro. Lo compartí todo con Eugenio y solo él me conoce a fondo. Cuando llega el momento de subir al ring, nos convertimos en uno. Así que, maestro, te doy las gracias: mis metas también son las tuyas y estoy orgulloso de ello. ¡Te quiero!».
Simone, ¿realmente te sientes una deportista polivalente?
Sí, lo afirmo con contundencia y sin falsa modestia: soy un atleta absolutamente completo. De hecho, he dedicado los últimos cinco años de mi vida exclusivamente al boxeo, inaugurando de forma absolutamente inédita en Italia un deporte prácticamente desconocido como el paraboxeo. Practicar boxeo en silla de ruedas es una idea que ha abierto horizontes inimaginables para mí y para otros atletas en mis mismas condiciones, y esto me llena de especial orgullo.
¿Cómo empezó tu pasión por el boxeo?
Todo empezó un poco antes de la epidemia de COVID: estaba pasando por un mal momento, víctima de una fuerte depresión que me impedía tener vida social. En realidad, me di cuenta de que había regresado a la época en que sufrí las consecuencias de ese grave accidente. Un día, más sombrío que los demás, mientras miraba distraídamente las redes sociales en un estado de total apatía, vi a dos extranjeros en silla de ruedas luchando con guantes de boxeo. A partir de ese momento, encontré el impulso que me faltaba y comencé a entrenar por mi cuenta, fijándome nuevas metas poco a poco. Fue mi salvación y mi plenitud como hombre y como deportista.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste?
La mayor dificultad fue conseguir que aceptaran un proyecto deportivo que no teníamos en mente. Pero no me desanimé: involucré a un número considerable de jóvenes dispuestos a creer en los principios del paraboxeo y comencé a difundir la efectividad del entrenamiento y la calidad de los resultados, escribiendo artículos y explicando en detalle las técnicas para alcanzar metas importantes. También compartí videos explicativos en las principales redes sociales con grupos especializados que me dieron espacio y confianza. A partir de ahí, se abrió ante mí un vasto mundo de interacciones y consenso.

¿Quién te apoyó en todo esto?
Quiero agradecer especialmente a mi exnovia, quien, incluso en los momentos más difíciles, siempre estuvo dispuesta a apoyarme y animarme a seguir adelante sin rendirme jamás. Cuando competí por el título italiano, fue ella quien me ayudó con una dieta equilibrada, ofreciéndome un apoyo realmente valioso y decisivo para completar mi preparación deportiva. También puedo olvidar el apoyo de mi entrenador Eugenio, quien nunca dejó de creer en mí, junto con el de mi patrocinador, Luca Spavaldi, un hombre al que me une una profunda amistad y a quien le debo mucho.
¿Podemos decir que el paraboxing italiano es creación tuya?
En cierta medida, es exactamente así. Mi intención fue demostrar de inmediato que un niño atraído por este deporte, incluso en silla de ruedas, tiene todas las credenciales para triunfar. Al principio, hice todo por mi cuenta para transmitir el valor de esta disciplina, que puede aplicarse con éxito a personas con discapacidad: lo importante para mí era informar también mediante exhibiciones que, aunque no fueran combates reales, tuvieran como objetivo difundir el paraboxeo.
¿Cuales son tus objetivos futuros?
Primero, defender el título por tercera vez, con un partido en Lecce. Pero el objetivo que me hace soñar a lo grande es ir a Londres en agosto para intentar ganar el título mundial. Sé que es una competición muy dura, sobre todo en un entorno tan riguroso como el inglés. Ya sé que mi rival será un británico con mi mismo peso, 60 kilos, el mismo tipo de silla de ruedas y la misma lesión de columna.
Con vuestro compromiso habéis demostrado que podéis superar cualquier límite que se os planteéis…
Se necesita mucha fuerza de voluntad por el simple hecho de que nuestro entrenamiento es mucho más duro que el de las personas que luchan por sí mismas. Algunos me preguntaban cómo era posible mantener largas simulaciones de combate con mis compañeros, en la jerga llamada 'sparring'. Deseo, un gran deseo de triunfar, tenacidad, saber apretar los dientes con la terquedad de quien nunca se rinde. Entonces todo es posible.
¿Qué te ha enseñado tu discapacidad?
Muchísimo. En el deporte, como en la vida, esta condición mía ha demostrado ser una excelente maestra. Por ejemplo, he aprendido a no escuchar las palabras inapropiadas de mucha gente recurriendo a ese preciado don que la naturaleza me ha otorgado: la ironía. Soy el primero en burlarme de mí mismo y bromear sobre mis problemas. Si, por ejemplo, voy a un restaurante, les digo a los camareros que traje la silla de casa y eso pone a todos de buen humor. Abordar a la gente y las situaciones cotidianas con ligereza es, en mi opinión, la mejor y más inteligente manera de evitar cualquier inconveniente desagradable.
¿Qué mensaje personal quieres enviar a aquellos que se dan por vencidos y piensan que no pueden lograrlo?
Este es un punto que considero muy importante: es esencial que todos aprendamos a vivir con los altibajos de la vida, considerando que a menudo prevalecen las condiciones más desagradables. Desanimarse es inútil y, sinceramente, no puedo entender cuánta gente no sabe cómo reaccionar ante los obstáculos, prefiriendo incluso el atajo del suicidio. He encontrado mi camino en el deporte, pero no es el único: debemos, con fuerza y a cualquier precio, dar valor a nuestra existencia, alimentándola con renovadas formas de curiosidad e iluminándola cada día con una sonrisa.
Luce